lunes, 26 de marzo de 2007

hasta dónde llegar…

De por sí es realmente complicado el poder transmitir cualquier tipo de expresión en su plenitud, por lo que el artista se ve forzado a utilizar diferentes medios a fin de lograr su propuesta.

Tal es el caso de Parrasio de Éfeso, obviamente la manera en que captura las emociones nos hace entrar en polémica; discutiendo qué tanto está permitido hacer con tal de lograr una obra de arte, y si finalmente ésta se considerará como tal. Han sido muchos los artistas que adoptan esta postura, Caravaggio en el siglo XVII escogía sus modelos de entre el pueblo, por ejemplo una prostituta embarazada muerta a la orilla de un río, de quien tomó su rostro para representar la Muerte de la Vírgen María, acto grotesco pero totalmente válido para su autor. Ubicándolo en la actualidad tenemos un claro ejemplo en la película "La Pasión de Cristo", su director Mel Gibson logró representar crudamente el realismo del suceso, con tal de lograr un buen impacto publicitario en la sociedad.

De hecho, pienso que a todos en cierto momento se nos puede presentar la misma situación sino es que ya hemos pasado por eso y no solo en nuestra profesión también en la vida misma, el utilizar medios que no son lo más delicados posibles para conseguir algo que queremos en la vida“el fin justifica los medios… ????"

En nuestro caso específico del diseño gráfico, es aquí donde se discute en qué punto se deja de ser diseñador para comenzar a ser artista o viceversa, esto basado no solo en las reglas establecidas de un método gráfico, sino en reglas morales y éticas que están supeditadas al comportamiento personal de cada individuo, y a su vez expuestas al juicio de las demás personas, de quienes en gran parte dependerá el éxito o fracaso de una obra. Justo cuando vemos reflejadas nuestras propias emociones es cuando nos identificamos y solo así tomamos conciencia del acto en sí que representa determinada acción.

Definitivamente, es imposible llegar a una conclusión común, así como en gustos se rompen géneros cada quien es libre de valorar lo que quiere en la medida que quiera.

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